En Anoeta no le anularon ningún gol por fuera de entretenimiento y los dos que firmó fueron dos obras de arte, el primero sentando a Zubeldia y un misil cruzado y en el segundo engañando a Remiro: cuando parecía que se la iba a mandar por el palo largo, se https://englandv853pwe9.daneblogger.com/profile