Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en la gran https://larausky973033.ssnblog.com/37332853/italia-vs-francia-el-cabezazo-que-cambió-todo